Tres veces al día. Abr-Jun 2007

Durante nuestra formación, así como en nuestra futura labor de pastores, la capilla toma un lugar importante pues no solamente es el espacio de encuentro con el Señor, también es donde expresamos nuestra comunión con el hermano, es donde nos alimentamos tres veces al día de la Palabra de Dios, de su cuerpo y sangre, de su amor.


Desde mí llegada a este el Seminario del Espíritu Santo de la Diócesis de Hong Kong hace tres años mi misma experiencia espiritual ha sido distinta a la que comúnmente vivimos en el seminario Mayor de Misiones en México. Seis de la mañana y las primeras alarmas de los relojes anuncian el comienzo de nuestra jornada, una jornada que va acompañada del ruido de regaderas y lavamanos, pero siempre observando, en una actitud casi ritualista, el silencio. Seis y media, y la mayoría se encuentra en la capilla después de haberse despojado de su calzado a la entrada. Dentro de ésta existen unos pequeños banquillos que ayudan a hacer más confortable la posición de rodillas y más de alguno utilizamos una especie de cojines para sentarnos en el suelo pues el lugar carece de bancas, reclinatorios o algo que se le parezca al común mobiliario utilizado en las capillas comúnmente vistas en occidente.



Al exterior no pareciera un lugar utilizado para la oración pues ésta se encuentra en el segundo piso del Edificio del Colegio, aunque al interior se pueden ver varios detalles comunes en la cultura oriental. El piso, por ejemplo, está cubierto con un tapiz de un material fresco que ayuda mucho en tiempos de calor. Al centro de está un sagrario de madera circundado por una estructura del mismo material. A los lados de éste se encuentran dos cuadros conteniendo el lema del escudo de armas del Cardenal Juan Bautista Wu (John Baptist Wu), quinto Obispo de Hong Kong, siendo la traducción en latín VERITATEM IN CARITATE (La verdad en amor) una referencia a la carta de San Pablo a los Efesios 4:15. Éstos fueron colocados por expresas órdenes de él como una forma de motivar ese espíritu de caridad en los futuros sacerdotes locales.


Ha sido en este lugar en donde, junto con mis compañeros, hemos alimentado nuestra propia espiritualidad; éste es el lugar que se ha convertido en un recinto del Espíritu que nos alienta y anima a la renovación del día a día; es el santuario donde encontramos la Paz interior que solamente el Señor puede otorgarnos.

¡¡Bienvenidos a la Misión!!



Gonzalo García Durán.
Seminarista en Hong Kong