Abonando la tierra. Jul-Sep 2007

Así como un árbol necesita de los nutrientes naturales y de la riqueza del abono, de esa misma manera son importantes para cada uno de nosotros los elementos que recibimos durante nuestros años de seminario y en el mismo futuro por venir.

Desde mi arribo a la misión no he dejado de recibir el “abono” que propios y extraños me han compartido a lo largo de casi seis años. Un idioma nuevo, nuevas costumbres, nuevos amigos, nuevos sabores, pero siempre contando con alguien que pudiera explicarme aquello que a mis ojos parecía absurdo o ilógico. Una de esas personas a la cual le estoy agradecido es la señora Chan, la persona encargada de prepararnos los alimentos y la cual ha trabajado en la casa de la misión desde así casi 19 años. Chan Taai (El titulo de señora en Cantones) no es cristiana pero tiene alta apreciación y respeto por los sacerdotes así como de todos los religiosos, tiene además un claro concepto de cuál es nuestra tarea y del ejemplo que como personalidades religiosas debemos dar. Durante la comida siempre hay oportunidad de preguntarle cosas relacionadas con la misma cultura y siempre está dispuesta a ayudarnos en pequeñas dudas relacionadas con el idioma. A pesar de su corta preparación académica, ella siempre busca la forma de hacerse entender pues el conocimiento del inglés es propiamente nulo.


Tiene gratos recuerdos de todos aquellos que han pasado por nuestra casa en la misión, sean seminaristas o padres, a tal grado que conserva algunas fotografías algo antiguas de ellos que guarda entre sus cosas personales con mucho aprecio y orgullo. Ella es capaz de recordar detalles que quizás han quedado en el olvido con el tiempo y siempre está al pendiente de aquellos que cumplen años.


Otra de las personas que quisiera mencionar es Michael Tam. Michael fue mi compañero durante tres años y hasta la fecha somos buenos amigos. Gracias a él tuve la oportunidad de vivir mi primer acercamiento a las más importantes festividades y convivencias familiares dentro de su misma cultura. El y su familia me han abierto las puertas de su casa y me han permitido ver el rostro familiar de Hong Kong.




Estas dos personas son solo un ejemplo de los muchos sembradores de los cuales se vale el Señor para seguir “abonando” la tierra en espera del fruto dulce y maduro. Instrumentos del Padre para hacer patente su presencia en medio de nosotros.


Gonzalo García Durán
Seminarista en Hong Kong