Compartiendo a Dios desde la Escuela de Lenguas



Con el cariño de siempre les mando un saludo muy afectuoso y les comparto un poco mi experiencia en ésta, mi primer etapa del estudio de la lengua aquí en Hong Kong. No cabe duda que Dios está presente en nuestro caminar y es Él quien nos sostiene, nos anima con su Espíritu y nos impulsa a seguir siempre adelante, pues de otra manera esto simplemente no sería posible.

Hace ya tres meses que llegamos a estas tierras orientales donde nos esperaban grandes retos, y aunque de antemano ya lo sabíamos, no es lo mismo enfrentarte y vivir en carne propia la dificultad del estudio de la lengua, ciertamente el estudio del Inglés en Canadá fue difícil, pero sin duda que el Chino tiene lo suyo, pues nos enfrentamos a una lengua que es completamente desconocida para nosotros en todos los aspectos. En fin estoy en la etapa final del primer curso de chino, el cual no ha sido fácil, pero sin duda que es Dios el que me ha dado inteligencia y entendimiento, de otra manera no me explico como es que poco a poco he comenzado a entender y a hablar, aunque sea un poco, este idioma tan difícil. Ciertamente le he puesto todas las ganas y he hecho mi mayor esfuerzo, sin embargo he sentido cómo la mano de Dios está en todo y cómo corona con su gracia el esfuerzo realizado.





Por otro lado les comparto que no todo es sufrimiento tratando de aprender la lengua, pues encima de todo está mostrar el rostro de Dios en donde estemos, y como alguien me dijo una vez: donde te pongan ahí tienes que florecer, de modo que el ambiente de nuestro grupo en la escuela ha sido genial y yo he tratado de agregarle un poco de sal y pimienta y sin duda que no pasamos desapercibidos, algunas veces mis compañeros y compañeras de clases me preguntan de donde saco tanta energía para mantenerme entusiasta y con ánimo, pues el idioma ciertamente es para a veces desanimarte, pero la verdad que ni yo mismo lo sé, bueno de hecho sí lo sé, si no fuera porque Dios está en medio de todo esto seria muy fácil desanimarse.



He compartido con mis maestros y compañeros de clases mi alegría y mi entusiasmo y creo que se ha notado, he tratado de hacer uso de las cualidades que Dios me ha dado y sin duda que Dios va realizando su trabajo a través de mí. Y no solo porque siempre me siento feliz, sino porque es precisamente en las dificultades cuando hay que sonreírle a la vida, precisamente esto es lo que marca la diferencia en este mundo cansado y agobiado por el dolor y el sufrimiento, y sin duda que Hong Kong no es la excepción.



Les reitero mi cariño y les comparto que esto definitivamente vale la pena, la experiencia de aprender otra lengua, otra cultura y otras costumbres es algo que sin duda enriquece y es donde me he dado cuenta que he recibido más de lo que he dado. Por ahora mi pastoral es tratar de mostrar el rostro de Dios desde donde estoy, desde la Escuela de Idiomas donde ahora me encuentro luchando por aprender el chino, y que sin duda no he pasado desapercibido tratando de hacer realidad lo que alguien me dijo una vez: siembra flores a tu paso porque tal vez no vuelvas a pasar por el mismo camino.

Saludos desde Hong Kong y hasta la próxima.

Juan Arcos Soto
Seminarista en Hong Kong