El Llamado a la Escucha

Hace unos meses atrás comencé a trabajar como voluntario, dos veces por semana, en la Unidad Católica de Atención Pastoral en el Hospital del Distrito del Norte. En principio, pues era mi primer contacto en este tipo de pastoral, muchas expectativas pasaban por mi mente a lo mismo que los temores propios del momento.



En las primeras ocasiones que visité las salas de enfermos me encontraba con ciertas dificultades pues a pesar de tener mi credencial de voluntario las enfermeras y enfermeros en turno continuamente se acercaban a mí para saber la razón de mi presencia. Esto es comprensible pues en ese hospital no existe ningún extranjero, sea médico, enfermero o staff, que ejerza o labore.


En cierto sentido podría decir que no he pasado desapercibido, esto es algo de lo cual puedo sacar ventaja o que pudiera convertirse en obstáculo pues sigue siendo poco común encontrar extranjeros que se comuniquen en su propio idioma.


Quizás se sientan más seguros y menos comprometidos en su persona hablándole a un desconocido, a pesar de que una persona de su misma cultura podría entender mejor sus sentimientos y tendría la posibilidad de alentar esas almas perturbadas no solo por las enfermedades, sino también por un sin número de temores y preocupaciones derivadas de su misma situación, pues Católicos o no, su estancia en ese lugar llega a ser abrumadora o un espacio donde pueden encontrarse consigo mismos en el centro de sus creencias.


Ante este panorama considero que el trabajo en esta pastoral es ante todo un apostolado de la escucha. Es necesario saber escuchar y practicar la virtud de la paciencia ante situaciones difíciles en una cultura donde se habla poco sobre la muerte; una cultura que permeada de confort y abundancia busca esquivar el dolor; una cultura en donde todos sus miembros por igual están llamados a la vida eterna en la casa del Padre.

Bienvenidos a la Misión.

Gonzalo Garcia Duran
Seminarista en Hong Kong