Hola hermanos, aprovecho esta oportunidad para saludarlos y brindarles un abrazo caluroso desde este rincón de China.Hoy quiero compartirles cuál ha sido mi experiencia de vivir la navidad en estas tierras de Asia donde la mayoría de la gente es de religión budista, sin embargo, esta fiesta de la navidad no pasa desapercibida por estos rumbos, aunque con el tinte cargado de comercialismo más que religioso, pues esto ha sido por la influencia occidental que aquí ha llegado.
Mis primeros años que pasé aquí, y en los principios de diciembre ya comenzaba a ver los pinos de navidad, las lucecitas por todas partes y escuchar canciones navideñas, entonces mi espíritu y mis costumbres empezaron a despertar la alegría de la navidad y el deseo de esperar el gran día de celebración, el 24 de diciembre, pero mi experiencia fue que al llegar ese día y asistir para compartir la misa de media noche con los católicos chinos, sin lugar a duda pude observar que la gente estaba preparada con mucha alegría para vivir esta celebración, pero al terminar la misa, todos regresaron a casa a dormir y al día siguiente a trabajar y seguir el mismo ritmo cotidiano de siempre. Yo no puedo negarles que me quede un poco triste pues esperaba el ponche o por lo menos el ¨té¨ calientito para celebrar este gran día.
Ahora después de tres años de haber vivido la navidad aquí en China, me doy cuenta que es la misma alegría y la misma esperanza que todos recibimos este día 24 de diciembre, pero que simplemente en esta cultura china, la celebración es diferente y cambiar el ponche tradicional mexicano por un rico ¨té¨ chino, si los dos son iguales de calientitos, caen bien y saben rico en estos tiempos principalmente.
Jesús nace hoy aquí en China, al igual que en todos los rincones de la tierra y el cómo lo celebremos, ya sea con ponche rico o un calientito ¨té¨ chino es lo de menos, solo basta dejar que nazca Jesús en nuestros corazones.
Nicolás Rangel Castañeda.
Seminarista en Hong Kong
