He aquí la esclava del Señor


El pasado 15 de agosto celebramos la fiesta de la “Asunción de María”. La lectura del evangelio de ese día nos narró el suceso de la “Visitación de María a su prima Isabel”. Dicho suceso me hace ver algunos aspectos del plan salvífico de Dios y la colaboración de estas dos mujeres. Aspectos que nos pueden ayudar a comprender mejor y participar también en el plan salvífico de Dios para con la humanidad.

Primer aspecto que quiero compartir. El servicio de María a su prima Isabel. El ángel dio a María sin que ella lo hubiese pedido una señal como prueba de que Dios estaba llevando a cabo el plan de salvación, “ahí tienes a tu prima Isabel, a quien llamaban estéril se encuentra ya en el sexto mes de su embarazo…” es por esta señal que María va presurosa en ayuda de su prima.

Isabel ve en el gesto del saludo de María y su visita la presencia de Dios. Al sentir que su hijo salta de gozo en su seno. Isabel alaba a María, sin embargo, María no se apropia este gesto de alabanza sino que bendice a Dios por haberla elegido a ser cooperadora del plan salvífico.

He aquí el segundo aspecto de María. Ella se llena de gozo y llena del Espíritu alaba a Dios, María no se gloria así misma sino a Dios por las maravillas que hace en ellas, la sierva del Señor. María se regocija, se alegra se congratula con Isabel por las inmensas maravillas que Dios realiza en ellas, simples, humildes y sencillas mujeres domesticas que llenas de fe, esperan el momento oportuno de la visita del Dios altísimo y realice la promesa hecha a sus antepasados. Y bendicen a Dios porque ellas, por iniciativa de Dios, son parte del mismo plan salvífico.

Hoy si aplicamos este pasaje a nuestra propia vida, debemos considerarnos elegidos por iniciativa y misericordia de Dios, a participar de nuestra salvación y colaborar en la salvación de los demás. Hoy muchos aun esperan y quieren ver la visita de Dios, el arribo a sus vidas de ese Dios amor, perdón, misericordia, compañía, consuelo, fortaleza, etc. Muchos hermanos están agobiados por el sufrimiento, la pena, la tristeza, el dolor, la angustia, el abandono, etc. Hoy nosotros que hemos conocido y vivimos en ese amor, en esa cercanía con Jesús, debemos ir y llevar esa presencia de Jesús a los demás, así como María, llevo la alegría del mesías a su prima, así nosotros debemos llevar a los demás la presencia de Jesús a los demás. Jesús está dispuesto a ir a los demás y quiere ir a ellos para sanar sus sufrimientos y enfermedades, aliviar su dolores, penas; Jesús quiere darles alegría y compañía a sus vidas, así como ha sanado y acompañado nuestra propia vida. Pero quiere que todos participemos de ese proyecto, quiere que seamos cooperadores de su reino a ejemplo de María e Isabel. Dejémonos guiar por el espíritu de Dios para darle al mundo tan lleno de dolor y sufrimiento, de penas y tristezas, de egoísmo y soberbia el amor mismo de Dios que se nos ha manifestado en la presencia de Jesús, su hijo amado y enviado quien ha venido por intercesión de María a mostrarnos cuanto de importante es para Dios la humanidad.

Amemos como María, sirvamos como María y dejemos que Dios se muestre mediante nosotros a todos aquellos que están sedientos de paz, amor, consuelo, perdón, misericordia, dejemos que Dios se muestre a todos aquellos que están hambrientos de Dios.
Quien a encontrándose con Dios y vivido una experiencia única y viva, es capaz de hablar a los demás de ese Dios-Amor.