Como un simple niño. Jul-Sep 2007

Al llegar a una nueva tierra y cultura ha sido un gran reto para mi lleno de logros y bendiciones por parte de Dios, pues Él desde que puso sus ojos en mi supe que me tiene tomado de su mano acompañándome y guiándome por el camino de la MISIÓN.


Una de las primeras cosas a enfrentar es el aprendizaje de la lengua con el fin de podernos comunicar y trasmitir algún mensaje de aquél que nos envió, JESÚS. Por lo tanto, empecé mi proceso en la escuela de lenguas donde al principio “COMO UN SIMPLE NIÑO” en sus primeros días de clase en su vida, me encontraba en un salón tratando de entender y aprender palabras que me permitieran entablar comunicación con los compañeros, maestros y personas que voy conociendo en el transcurso del tiempo; el inicio parece difícil pero no imposible, pues se trata de ser pacientes e ir adquiriendo un método que nos permita el aprendizaje de la lengua. Y además de esto no olvidar de que Dios es quien nos va brindando la ayuda y sabiduría para continuar.





En mi experiencia en la Universidad Sogang (Universidad donde estudio Coreano) la mayoría de mis compañeros son Asiáticos predominando los Chinos y Japoneses, compañeros que llevan muchas ventajas en el aprendizaje de la lengua ya que sus idiomas son algo parecidos al Coreano, quizás como para nosotros los de habla hispana el Inglés. Pero en fin estos compañeros, Chinos y Japoneses, son con quienes tengo que practicar y convivir durante la clase y es en este compartir que poco a poco se van interesando en mi estilo de vida y empiezan a preguntarme acerca de la vida misionera.

Casi todos mis compañeros asiáticos no practican religión alguna a no ser que sea algún seminarista o sacerdote chino –los cuales son escasos-; sin embargo, eso no hace que me sienta ignorado, sino todo lo contrario me invitan a compartir con ellos los alimentos, practicar algún deporte y otras actividades que la misma escuela prepara, como un día de campo que se realiza cada trimestre.


Todas estas actividades son las que me ayudan a ir caminando en el aprendizaje de la lengua ya que se requiere de práctica y es en este convivir con mis compañeros no cristianos o de otra religión asiática, además de que me fortalecen como misionero, es compartirles la Buena Nueva de JESÚS aunque ellos no lo entiendan. El simple hecho de estar y permanecer con ellos es mas que suficiente para que DIOS empiece a actuar en sus corazones.


Si tienes el deseo de salir a MISIÓN ánimo sigue adelante que solo no estarás, “COMO UN SIMPLE NIÑO” depositarte en las manos de DIOS que Él es quien actuará y hablará por tí.

Alberto Puente Colunga
Seminarista en Corea.