Aprender… una maravillosa experiencia

Saludos desde la misión de Hong Kong, ahora les compartiré un poco mi experiencia acerca del aprendizaje de la lengua. Ciertamente el estudio de la lengua es sin duda una parte elemental en el trabajo evangelizador de la misión ad gentes, ya que ella es la ventana que nos introduce a la cultura del país en donde se lleva a cabo la labor misionera, y bueno para los que hemos recibido la gracia de ser enviados a continuar nuestra formación en alguno de los países de misión, el estudio de la lengua es sin duda elemental para continuar con nuestros estudios Teológicos en el Seminario local del país a donde hemos sido enviados, como es el caso de Hong Kong.
Como se sabe, las lenguas orientales tienen su especial grado de dificultad y bueno el chino no es la excepción, pues ha habido momentos que de no ser por la Gracia de Dios y la fortaleza de la oración, sería fácil desistir, ya que la dificultad y la lentitud con la que se aprende esta lengua es un reto para la paciencia y la humildad de cualquier persona.

Sin embargo yo les quiero compartir, que no todo es sufrir por el aprendizaje de la lengua, ya que uno pone su esfuerzo y las cosas se van dando sin que uno mismo se dé cuenta, que es la manera como Dios trabaja, como dice el salmo “en vano te fatigas por el pan, Dios lo da a sus amigos mientras duermen” así es que en lugar de preocuparme, he sabido encontrar en esta difícil tarea de aprender chino, el lado positivo; he aprendido que el reto más grande no es aprender la lengua, sino saber sonreír y disfrutar a lo largo de esta difícil tarea; he sabido encontrar a Dios ahí donde pareciera que no está, en los momentos en que pareciera que hablar este idioma es imposible, encontrarlo en mis compañeros de clases, incluso en aquellos que no son cristianos, pero que compartiendo los momentos difíciles y los alegres me doy cuenta que Dios esta mas allá de prácticas, credos o creencias religiosas, y como una de mis compañeras de clase me dijo una vez: “no conozco tu religión, pero se ve que tu religión es muy alegre”.

Gracias Dios por dejarte encontrar a lo largo de este caminar, donde solo con los ojos de la Fe es posible verte y porque gracias a Ti he encontrado que el aprendizaje es una experiencia maravillosa, ya que he descubierto que la felicidad no se encuentra al final del camino, sino a lo largo de él. Ahora entiendo uno se enriquece en la medida que uno comparte, aprovechado cada oportunidad para compartir la alegría que Dios me regala, haciendo lo que una vez alguien me dijo: “siembra flores a tu paso porque tal vez no vuelvas a pasar por el mismo camino” solo me queda decir gracias Dios por las bendiciones que me regalas a diario y por las bendiciones que les regalas a otros a través de mi. Juan Arcos Soto.